Lectura obligatoria: “Monaco Grand Prix, un legado histórico”.

El principado de Mónaco, en la Riviera francesa, es sede de la fecha más emblemática, glamourosa, y una de las más antiguas y difíciles del año; con 78 vueltas a lo largo de 3.34 kilómetros, para una distancia total de 260 vueltas (es la única carrera del campeonato que no supera los 350 km).

La curva Loews (nombre dado por el exclusivo hotel Loews Monte-Carlo, hoy en día Fairmont) es la más compleja que el creador del circuito Antony Noghès diseñó, también visionario y fundador del Rally de Motecarlo, hijo del presidente del Club Sport Velocipèdique et Automobile de Monaco. El apoyo y asesoría a Noghès por parte de Louis Chiron fue fundamental, exitoso y reconocido piloto de Bugatti, cuyo único podio sería precisamente en Mónaco, en 1950. ¿Les suena el apellido?


El primer Monaco Grand Prix se disputó en 1929, la primera victoria corrió a cargo del inglés William Grover, a bordo de un Bugatti 35 2.2. El piloto más ganador es Ayrton Senna, con 6 victorias, seguido de Graham Hill y Michael Schumacher con 5 y Alain Prost con 4. Los mejores de la historia han dejado su nombre y huella en Montecarlo.


El trazado prácticamente no ha recibido modificación alguna, el constructor con más victorias es McLaren, con 15. El mejor tiempo en carrera le pertenece al 7 veces campeón del mundo Lewis Hamilton, marcando una impresionante hot lap de 1:12.909 en 2022, piloto que también posee el récord de la pole, con 1:10.166 (Mercedes, 2019).


Actualmente, el trazado urbano es utilizado a diario como vía pública, al rededor de Boulevard Albert 1er, Avenue des Beaux Arts y Avenue de Monte Carlo. Mónaco es el segundo estado más pequeño del mundo, después del Vaticano. Fue un principado italiano, y estuvo ligado al país peninsular hasta la invasión y anexión francesa a Niza, a finales del siglo XIX; la lengua italiana fue oficial hasta 1860; la lengua monegasca, idioma oficial junto con el francés actualmente, es una variante del idioma ligur.

El Rally de Montecarlo, 1911; y el Monaco Grand Prix, 1929, fueron posibles por la reforma de la Constitución, precisamente en el año de 1911, pues antes de conformarse como una monarquía constitucional, el príncipe de Mónaco disponía de plenos poderes y recursos. En julio de 1918, se firmó un tratado acordando una protección limitada del principado por parte de Francia, declarándose que no puede oponerse a los intereses políticos, militares ni económicos de esta nación.
El iridiscente sol que la Riviera cuela por los rincones de La Racasse y los rastros de luz en las terrazas del Café de Paris están servidas: Faisons la course !

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